Puede que no se hayan dado cuenta, pero la final de la Super Bowl ya está aquí. La cita deportiva más importante de Estados Unidos,el evento que consigue paralizar al primer país del mundo, llega este domingo -para sorpresa de todos los que no acabamos de entender ni el auge del fútbol americano, ni sus reglas de juego- y lo hace con una madrina a la altura de las expectativas. Katy Perry ha sido la elegida este año para amenizar el descanso del partido con un espectáculo que promete muchos neones, alguna que otra acrobacia aérea y la aparición estelar de Lenny Kravitz. Y es que el show de la Super Bowl es el momento televisivo por excelencia -de hecho,acumula más espectadores que el propio partido- y no se puede escatimar en presupuesto. Perry recoge el testigo de tres pesos pesados de la industria -Bruno Mars, Beyoncé y Madonna- y se enfrenta a un reto considerable. ¿Será capaz de, al menos, igualar los anteriores shows? ¿Conseguirá ganarse a un público, el americano, muy entregado con la causa?
La elección de Katy Perry no ha sido nada casual. Necesitaban a una estrella que representara el 'american way of life'
La elección de Katy Perry no ha sido nada casual. Los responsables de la Liga Nacional de Fútbol (NFL) necesitaban a una estrella querepresentara el 'american way of life' a la perfección, que transmitiera un mensaje positivo de cara a las mujeres-para acallar los casos de violencia de género entre los deportistas de la liga-, que atrajera a un público joven y poco interesado en el partido y que, además, ofreciera una garantía a las familias más conservadoras y, sobre todo, a los anunciantes, de que no iban a producirse polémicas ni salidas de tono -como la peineta que se le 'escapó' a M.I.A. en el show de Madonna o el ya mítico 'pezóngate' de Janet Jackson-. No era fácil, ya que la mayoría de estrellas actuales se caracterizan por su gusto intenso por la provocación -piensen en Miley Cyrus- pero encontraron a Katy Perry, que cumple todos los requisitos.
El cambio de estilo del descanso de la Super Bowl ha quedado más que demostrado en los últimos años. Si hasta hace bien poco los encargados de entretener a los espectadores -y atraer al público de casa- eran grandes clásicos como Paul McCartney o Bruce Springsteen, a priori más relacionados con los potenciales interesados en el partido, ahora la tendencia es otra completamente radical. El objetivo de la NFL no es contentar a los aficionados al fútbol -que llegan entregados a la cita-, sino convencer a los que no están interesados. De ahí la apuesta por estrellas del pop de primera división, con actuaciones espectaculares -mucho fuego artificial y cuerpo de baile-, mensajes potentes, preferentemente, feministas -al estilo del feminismo que predica Beyoncé, claro- y una media de edad rozando la adolescencia. Además, si Katy Perry tiene problemas para afinar en sus conciertos, que los tiene, se graban las voces con antelación y problema solucionado.
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